miércoles, 17 de agosto de 2011

lucky

Ciertamente la suerte es algo demasiado efímero, un día parece ser una amante ninfómana y al otro parece ser una frígida de mierda. Así es esto de la suerte, alzas y bajas, alzas y bajas, una y otra vez en un ciclo que ojalá fueran tan repetitivos y predecibles como los circadianos, los de nitrógeno, los menstruales o al menos como el del agua. Pensándolo bien, ¿sería bueno (aunque no creo que sea moral) poder tener un control sobre la suerte?, digo, de por sí no hacemos las cosas sin estar casi seguros que traerán con ellas una consecuente satisfacción o recompensa personal. Ahora, si supiéramos cuándo se van a dar nuestras rachas de suerte... ¿no seríamos unos perezosos de mierda todo el tiempo que anduviéramos no-en-nuestros-días?
Va siendo una cosa en que la suerte dejaría de ser suerte y simplemente sería una cosa casi lupina con aquello de la luna, pero bla, que puta suerte que hoy me cagara una paloma y que no terminara en una fosa común como ese hombre en la frontera de mi país o vendiendo mi cuerpo en la esquina de enfrente de mi casa o metido en una camioneta con voces en el oído diciendo los hasta aquí quedaste y también los no grites marica...

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