miércoles, 30 de marzo de 2011

You and your ETAI

Just set the air on fire, make my bones and skin become into ashes, no more pain, no more regrets. Help me, i want to forget your memory, your smell, your soul. End with my suffer and guilty. Everything.

infancia

No se tiene una memoria propiamente dicha hasta aproximadamente los cinco o seis años, esto se debe a que los enlaces entre neuronas aún no se han desarrollado completa ni eficientemente, millones de conexiones sinápticas se crean día a día y poder mantener un recuerdo es algo por si mismo complejo, es por eso que no se tienen recuerdos de esa época.
A la mierda, a mi parecer es porque es en esos años en los que se es realmente feliz lo cual lleva a vivir, disfrutar y gozar de la vida sin problemas. No hay una aprehensión a guardar recuerdos felices para recordarlos en tiempos difíciles y soportar los sufrimientos. No la hay. Y por lo tanto, tampoco recuerdos.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Jardín

-Odio a ese maldito perro...
Las luchas eran siempre iguales, que ya le había tirado la ropa o que se había cagado en el lavabo. Eso siempre me causó un poco de curiosidad, cómo le hacía para subirse y cagarse ahí. Al principio las cosas se podían controlar: es un cachorrito mamá, ya la vamos a enseñar dónde puede hacer y dónde no. Pero las cosas no cambiaban, cuando pudo alcanzar la ropa, la tiró toda en el suelo y cuando tuvo las fuerzas suficientes la desgarró también.
Ella en verdad lo detestaba, en una ocasión abrió la puerta de la casa y le gritó ¡Lárgate!, por algún extraño azar del destino esa vez no salió corriendo como alma que lleva el diablo y se quedó acostado en el suelo chupando una servilleta manchada con grasa de chorizos y tasajos.
Quizá mi madre era la persona que más convivía con él, peleaban, se gritaban, se ladraban y luego cada quien se iba por su lado, enojado el uno con el otro. Ella en las noches le daba un huevo como cena, él se lo agradecía comiendo un poco de las croquetas, cosa que en otras circunstancias evitaba a toda costa.
El día que arrancó las cunas de Moises que tanto cuidaba mi madre fue toda una conmoción, la veíamos regañarlo, y el perro ahí sentado y agachando la cabeza. Frecuentemente pensábamos que él conocía a la perfección sus delitos. Deja de verme así rechingado perro, le gritaba mi madre, mira cómo me dejaste mis cunas de Moisés, Fernando ven para acá mira lo que tu perro hizo con mis plantas, ¡Mira! Tranquila má, luego las sembramos de nuevo. No, yo ya no quiero a ese perro aquí, estoy harta de él, ahora mismo me lo llevo y lo tiro en la calle.
Entró a la casa y salió con las llaves del coche y la correa. Abre el zaguán y ponle la correa al pinche perro Fernando. Puede ser que la culpa haya sido mía, pero yo estoy seguro que fue ese ganchito donde la correa se une al collar el que se soltó y por el que el perro salió corriendo a la calle. Nadie pudo haber pensado que iba a acabar así, que justo en ese momento aquel coche iba a pasar. Perdón señora, pero es que se me atravesó corriendo, cómo iba yo a saber ¿Está bien señora? ¿señora?
Mi madre sólo podía llorar y dar pequeños gimoteos. Todos lloramos ese día, pero nadie como ella. Tampoco nadie dijo nada cuando sistemáticamente arrancó todas las plantas y se quedo a medio jardín sollozando sola y con las cunas de Moisés en las manos.


martes, 15 de marzo de 2011

Gossip

Y sí, detesto cuando voy manejando y los niños se me atraviesan corriendo enfrente del coche. Normalmente sólo les pito y es suficiente para que huyan asustados, a veces unos cuantos gritos también ayudan. Pero con ese niño fue imposible no enojarse, andaba jugando a media calle como si fuera dueño de ella; le lancé un pitido de advertencia, no hizo caso. Asomé la cabeza por la ventana y le grité que se quitara, entonces el niño volteó su pequeña y sonrojada cara hacia mí y me lanzó una pedorreta.
Fue casi inevitable, puse reversa hasta la entrada de la calle, me puse el cinturón de seguridad, acomodé el espejo retrovisor y aprovechando me arreglé un poco el rouge, tomé bien el volante y tranquilamente aceleré; primera, segunda, tercera. Se sintió como si pasara sobre un tope, un tope pequeñito. Me detuve y volví a poner reversa para sonreír satisfecha al sentir el pequeño tope. Volví a poner la primera, otra vez el pequeño tope.
Las señoras gritaban y se tapaban las bocas asombradas. Sí, cómo no asombrarse de que ese niño fuera tan irrespetuoso.

domingo, 13 de marzo de 2011

Las moscas

Y si el miedo a la muerte es producto de no haber hecho lo que se quería en la vida, entonces una vida sin emociones ni metas es la muerte...

lunes, 7 de marzo de 2011

sick sick sick

Estoy enfermo de nuevo, enfermo de soledad. ¿Cuáles son los síntomas? temblores, fatigas, des-gana y una increíble facilidad para escupir idioteces cuando las personas me hablan.
Sí, necesito un poco de cariño.

jueves, 3 de marzo de 2011

Temores

Cómo olvidar esa jodida noche en el hotel, al día siguiente iba a dejar mi casa, conocidos, estilo de vida, forma de pensar, me arrojé a un mar de soledad y autoexploración. Dormí pensando en qué es lo que había decidido, si era lo mejor.
Soñé que caminaba por mi ciudad, toda la atmósfera tenia un color ámbar, era como estar sumergido en un mar amarillo, todo estaba cubierto por un fino polvo. Las personas caminaban en todos sentidos, tenían ropas blancas y amplias e iban descalzos. Caminaba en silencio, ningún ruido se escuchaba, ni siquiera un auto. Subía las escaleras de La Soledad y observé a mi alrededor, las personas veían sin ver, sólo avanzaban. Llegué a la Plaza de la Danza y seguí subiendo hacia el cerro del Fortín, en una de las calles empedradas y angostas resaltaba una casa color rojo con las ventanas abiertas, algo me incitó a entrar.
Todo el piso de mármol estaba también cubierto por un fino polvo, así como los sillones de piel, las estanterías, mesas y sillas que ocupaban el gran salón-recibidor. Sentí sed, una inmensa sed, sobre una mesa de cristal vi una jarra y un vaso de cristal también, bebí ruidosamente, la sed no se fue, volví a servirme, era inútil, la sed no se iba.
-Sólo el agua que yo te doy te va a saciar- dijo un hombre a mis espaldas.
Su presencia no me causó temor, más bien era como un conocido de años. Sus ojos me miraron y luego se dio la vuelta. Lo seguí. Volvimos a bajar a la Plaza de la Danza.
-¿Porqué estoy aquí?
-Éste es el verdadero mundo.
-No quiero estar aquí.
-Puedes irte y volver cuando quieras...

Desperté y el rostro del hombre estaba grabado en el techo, me sonreía, pero el hecho de que no pudiera moverme, de que lo único que pudiera controlar de mi cuerpo fueran mis ojos me hizo entrar en pánico.
-Volver cuando quieras....- escuché en un débil susurro.
Seguí luchando por moverme hasta que de pronto pude incorporarme, sudaba frio, respiraba agitadamente.
-¿Qué pedo contigo?- dijo mi hermano
-Nada... un sueño...

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-¿Te imaginas despertar y no poder moverte?
-Sí, me ha pasado, que se te suba el muerto dices no?
-Sí, eso, ¿Qué se siente?
-M... fue algo interesante.

Abstracciones

-Porqué no me quiere?
-Se enfermó de nuevo, no tengo dinero para la medicina, qué se supone que voy a hacer.
-Qué jodido calor
-Desdoble todo mi cuerpo, quedaré expuesto a los rayos del sol, desmayé... puta madre, maldita canción.
-Pero qué buena está esa vieja.
-Cómo se supone que se lo voy a decir, maldita sea...
-Y luego recogerlo de la escuela, tengo ir rápido o me van a cerrar.
-¿Porqué estoy aquí?
-Me cagan los putos baches.
-Ya me duele el culo.
-Pero no es posible que todo esto sea tan superfluo, debe haber algo más...ALGO MÁS.
-Porqué ese naco no me deja de ver.
-Debí haberle dicho que era una perra, no sé porqué no se lo dije.
-Qué viejo estoy... te extraño, porqué moriste. Estoy tan solo.
-La lalala... lalalal... lalala.
-¿Era en esta cuadra o en la otra donde me bajaba? Chingada madre, ya no me acuerdo.
-Porqué mierda ponen esa música.
-Me pidió dinero para pagar los útiles de los niños, cómo le hago, cómo le hago.
-(debo correr, seguir corriendo. Esta puerta no se abre, quizá la otra. No, gira, gira, flores cayendo del cielo, sigue girando, qué bonita flor amarilla, quizá si agarro una... porqué no quieres comer pollito?).
-Puta madre, ya se me hizo tarde y este pinche camión va bien lento.
-Esa vieja esta bien jetona... jajaja se le esta cayendo la baba.
-Ésta es la cuarta vez en el día que paso por esta calle, y todavía me faltan otras 3... (suspiro) y pasaré por aquí hoy, y mañana, y al día siguiente...y al siguiente...

sin titulo 7

Perdido estoy