jueves, 31 de mayo de 2012

Chat

El señor bigotes un día dijo: suficiente de estas mierdas. Y así es como dejó su caja de arena, su cama mullida, su sillón mullido, su alfombra mullida, su teclado mullido, sus libros mullidos, su tele mullida, sus armarios mullidos, su dueño mullido y cambió su residencia al arbol mullido de afuera.

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Ella

No estoy diciendo que sea raro, pero es esa voz la que no me deja trabajar o no trabajar, lo que sea. Estoy sentado en la computadora y me dice: "anda, ¿porqué no vemos un poco de tele?", la prendo y unos segundos después me dice "es tan aburrida, ¿porqué no sigues viendo la computadora, busca un video de gatos". Hay veces que la quiero convencer que debemos estudiar o hacer algo un poco más productivo que ver a ese lindo gato atacar unas manzanas verdes; entonces viene y me dice que no diga pendejadas, que para qué hacerlo si es tan tedioso hacerlo y que no quiere hacerlo y pues no lo hacemos.
Es bastante persuasiva debo aceptarlo, me puse a leer algo antes de hacer esto, pero no dejaba de repetirme "ve, ve, ve, ve y escribe esto" y bueno, vine y estoy escribiendo esto, aunque ahora mismo esta bastante callada la hija de puta. O quiza no es que esté callada, está dictando las cosas que debo escribir, es como cuando intento cantar en mi mente y mi garganta se mueve sin poder evitarlo, trato y trato de no hacerlo pero en las G´s o las J´s puedo sentir la constricción en mi garganta.
Recuerdo el otro día en que tenía miedo que alguien pudiera estar leyendo mis pensamientos, si sería posible hacerla a la oclumancia y bloquear aquello que no quiero que oiga, me propuse pensar en voz alta (jodido termino ¿no?: pensar en voz alta, pensar hablando en voz alta porque mi estúpido cerebro no es capaz de armar un pensamiento en un lenguaje y a la vez estar pensando en otra mierda. Es como estar cogiendo, te pones a pensar en otras cosas y cuando te das cuenta ni te estás dando cuetna del movimiento de tus caderas, push and up, push and up) pero a los cinco minutos, o quizá 30 segundos, no había nada secreto en mi mente para aquel chismoso y lascivo voyersita mental.
También es un cobarde de mierda (le pongo un género sexual masculino porque habla como hombre) me dijo que buscara a esa chica y me mantuvo como imbecil unas 3 horas haciendolo, apra que cuando la hayara me dijera una meirda como "¿sabes? mejor no le hables, ¿qué le dirias de todos modos?" Tuvo que convencerme Ella para que lo hiciera. Luego vino el momento en que le pude hablar y viene con la pendejada de decirme que le dijera "hay veces que siento que me sigues" y leugo me abandona y no me da una puta idea.
Quizás en estos momentos es cuando uno se debería de preguntar: ¿porqué entonces sigues hablando con ella (ahora es femenino por esa facilidad suya de hacerme sentir bien) si es una traicionera de mierda? Es fácil de explicar, es la única que me comprende y me dice la verdad. Ella tiene razones para enojarse conmigo también, pues a final de cuentas nunca hago caso a sus consejos y es entonces cuando le vengo llorando y me abraza en su seno y me acaricia el cabello y me da besos en la frente y lloramos juntos. In secula seculorum. Amen

miércoles, 30 de mayo de 2012

La otra decepción

Era tan hermosa, casi como lo de aquella canción she´s the kind of girl you want so much it makes you sorry; still, you don´t regret a single day... Ciertamente nunca le había hablado, pero es que no tenía el valor suficiente para hacerlo. Pero era de ese tipo de personas a quien no hay necesidad de hablar para saber que tienen ese algo que te hace esperar fuera de un pasillo una hora para verla pasar con sus amigos.

domingo, 13 de mayo de 2012

Foie

Se me está cayendo la casa, es tiempo de cubrir los muebles con horas perezosas, de voltear los colchones  con recuerdos que saltan oxidados y se nos clavan en las espaldas.
Por más que repito el mantra esta casa sigue cayéndose. Le diste la vuelta a los platos y pintas tus silencios en las paredes. Nos sentamos en estas sillas de ilusiones, llenas de polillas que se desparraman por el suelo como nosotros mismos al sentarnos.
Los pisos se nos rompen, las losetas se nos saltan como fichas de dominós, las gotas se acumulan en cubetas y cacharros.
Se nos cae la casa, pero es más triste darse cuenta que esta no es tu casa, que solo es mía, que nunca viviste en ella. Sólo fuiste un visitante nocturno y breve, como una sombra que dejaba su aroma en mi almohada. Y es solamente eso, sólo eso y nada más que eso.

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miércoles, 9 de mayo de 2012

Propósitos

Una vez se dijo que no sería como los demás, que podría pasar esa noche sin intentar embriagarla, sin intentar besarla, sin intentar abrazarla para sentir esa presión a la altura de su pecho. Sin intentar resbalar en esa tibia suavidad. Se dijo que no sería como los demás.
Por horas le hizo plática amena, no de esa en que se intenta ser gracioso y atrayente: pláticas normales sobre lo impuntual que era él, sobre cómo estaba su familia y que pensaba hacer ahora de su vida. Dejaba que se apoyara en su brazo sin querer interpretarlo como una señal de algo más que eso, simplemente el que ella necesitara alguien en quien apoyarse para caminar.
Entre el alcohol, los "ya estoy peda", los "me caes bien" y los no me sueltes que me caigo, siguió su actuación de una persona agradable que asentía a sus historias y reía honestamente, no sólo como una muletilla estúpida y monótona.
Luego vino su error, algo muy simple: fueron a la casa de uno de sus amigos para pasar la noche y se acostó en la única cama del cuarto. No hubo malicia en el acto, simplemente estaba cansado y se acostó, luego vino ella y se acostó a su lado.
-Sólo te advierto que abrazo en la noche- dijo ella.
-Ahí hay una almohada- respondió él.
Su amigo se quedo un rato ahí tocando la guitarra I´m a highschool lover, and you´re my favourite flavor, love is all, all my soul... you´re my playground love hasta que ella quedó dormida. Casi naturalmente él aceptó los brazos que buscaban un abrazo. La guitarra encontró el suelo, quizá él se dio cuenta que ya no había espacio en la cama así que se fue al cuarto de su hermana.
Las respiraciones acompasadas resonaban en ese cuarto solo, sólo para ellos dos. Una vez se dijo que no sería como los demás. Esa vez, no fue esa vez.

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miércoles, 2 de mayo de 2012

Pasos

Caminaban al centro, caminando por caminar, simplemente por poner una pierna después de la otra. Ella estaba triste, cosa de una llamada y se había desmoronado el castillo de cartas que él le construía. Cosa de una llamada para que se perdiera esa conexión en que se sabe que el rozar de los brazos y el choque accidental de las manos ya no es más algo accidental. Cosa de una llamada.
-¿Qué debo hacer?
Una pregunta a la que él no tenía respuesta, y no estaba seguro si quería tener alguna. Inventó algo para no dejar la pregunta tan al aire, sentía la fiebre recorrer su cuerpo, el sabor a mierda en la boca. Caminar por poner una pierna después de la otra.
-¿Qué camión debo tomar para llegar a mi casa?
Silencio hasta que llegaron a esa parada de camión en la que él la recordaría cada día que pasara por ahí a causa del accidente. Lloraba, lloraba mientras pasaba el camión, lloraba mientras se subía y le decía adiós, siguió llorando las dos cuadras que avanzó el camión hasta que ese remolque lo golpeó estrellándolo contra la pared. Entonces dejó de llorar. Pero cuando acabó ese llanto, uno nuevo y más desesperado se empezó a formar. Como un instante suspendido en que nada avanza y nada retrocede, en que se pierde la propiocepción  y lo siguiente que se recuerda es la falta de aire. El olvido de cómo emitir algún sonido, algún movimiento, de llegar a algún entendimiento de lo que acababa de pasar.
Pero el entendimiento nunca llegó.

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